Las nuevas normativas anticontaminación europeas, que obligan a una menor emisión de CO2, y el encarecimiento del petróleo han hecho que la presencia del coche híbrido se haya multiplicado en los últimos años. La pregunta ante este tipo de vehículo, mezcla de un coche convencional y uno eléctrico, es la diferencia para nuestro bolsillo respecto a los coches tradicionales.
Con un coche híbrido ahorrarás en lo que respecta a consumo y emisiones, y además, su mantenimiento es más barato que el de un coche convencional por dos razones fundamentales: llevan menos piezas y algunos de sus elementos sufren menor desgaste. Su motor eléctrico es prácticamente irrompible y puede llegar a durar hasta los 500.000 kilómetros, y las baterías que incorpora suelen durar entre 8 y 10 años, siendo más duraderas en climas cálidos.
El hecho de que lleve dos motores, el eléctrico y el de combustión, puede llevarte a pensar que tendrás que ocuparte del vehículo por partida doble. No obstante, el sistema híbrido no precisa de un mantenimiento extra y deberás revisarlo cuando le toque, al igual que un coche tradicional: el cambio de aceite y de filtros cuando el fabricante así lo recomiende.
Ni embrague ni correa de distribución
Al ser automático, un coche híbrido no tiene embrague ni ningún otro elemento de fricción en la transmisión, por lo que el conductor solo tiene que acelerar y frenar. Tampoco caja de cambios como los vehículos con cambio manual. Asimismo, no tiene alternador, que es el encargado de transformar la energía mecánica del motor de combustión en energía eléctrica para los dispositivos eléctricos, motor de arranque ni correa de distribución. Todo ello te permite un ahorro extra al no tener que sustituir estos elementos en caso de avería.
Por su parte, los frenos suelen durar mayor número de kilómetros al utilizarse menos, ya que se recurre al freno regenerativo (mediante el cual el coche recupera la energía eléctrica creada en el frenado y las desaceleraciones, recargando así la batería) antes que a los frenos hidráulicos.
Los neumáticos se desgastan menos
La vida útil del neumático de un vehículo híbrido está en torno a los 50.000 kilómetros, una cifra superior a la que se suele aplicar a los coches convencionales. No obstante, este número varía dependiendo del tipo de conducción que lleves a cabo.
Esto es debido principalmente a que el freno regenerativo ahorra fricción en pastillas y discos de frenos (que así también duran más), y por ende, a los neumáticos, que padecen menos rozamiento en las frenadas. Además, la distribución de los pesos reduce considerablemente el deterioro de los neumáticos al sufrir menor rozamiento al rodar.
Teniendo todo esto en cuenta, el coste de mantenimiento de un coche híbrido puede suponer un 50 % menos que un vehículo con motor de combustión.
Si está pensando en comprar un coche híbrido o eléctrico, pregúntanos todo lo que necesites saber